Hace unos días hablamos del cambio que había experimentado el icono de la mujer con su lanza, así como del significado que dicho acto representaba.
Pues bien, en el día de hoy queremos analizar la portada del segundo volumen. Como observaréis, la mujer que figura también se ha transformado. En esta ocasión tiene los ojos cerrados, como si se hallara profundamente concentrada en su objetivo, decidida por completo a alcanzarlo. Tiene confianza en sí misma, ya no se nutre de sueños, su sustento ahora reside en la acción. Pereciera que es capaz de captar, como si de un fotograma premonitorio se tratase, el punto exacto al que su lanza llegará, y se sonríe por sus logros.
Para nosotras este hecho también simboliza dar un paso más en el proyecto. Queremos estar presentes fuera de la esfera de los ideales y las palabras. Y para ello, creemos que resulta necesario conocer qué espacio se nos ha dado en el pasado, qué voz, qué nombres y etiquetas…
Sólo siendo conscientes de la percepción y legitimación que se nos ha atribuido, podremos afrontar una construcción activa del presente de manera igualitaria.
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